jueves, 15 de abril de 2010

UNA LOLITA POR LAS CALLES DE MADRID

FOTO COGIDA DE : bytemix.files.wordpress.com

Salía del trabajo lo más rápido posible, escapando de una posible llamada que le estropeara lo que quedaba del día. Nada más salir tenía que elegir un camino, el de la izquierda conducía hasta el metro y el de la derecha llevaba al autobús.

Aunque la tarde estaba encapotada deseaba ver la luz del día y no meterse de nuevo bajo tierra. Se dirigió distraída hacia la parada del autobús y esperó pacientemente en la marquesina, mientras esquivaba las miradas obscenas de los conductores que paraban obligatoriamente por el mandato del semáforo.

El autobús no tardó en llegar. Sabía que no iba a encontrar sitio, era la hora punta de los ancianos; parecía que todos se ponían de acuerdo para salir a la misma hora de sus casas.

Dejó subir primero a un anciano pero este una vez ya dentro, parecía no encontrar el billete de su abono transportes, por lo que ella picó el billete y se aventuró a buscar una barra a la que agarrarse. El octogenario pidió al conductor de autobús discretamente que parara, pues debía bajarse ya que no encontraba el billete.

Una vez llegó a su destino, la chica se bajo en otra marquesina esperando otro autobús, ese no acababa de llegar y cuando por fin lo vio aparecer en la cuesta , se dijo, por lo menos en este podré sentarme. Iba bastante cargada con un montón de revistas y tres libros, uno de ellos el que estaba leyendo, otros dos de reciente adquisición.
Cual fue su sorpresa que al subirse al bus, descubrió que no había ningún sitio disponible. Según avanzaba por el recorrido más se llenaba de gente y eso empezó a parecer una sauna, por lo que decidió bajarse en la siguiente parada y volver a tomar el aire y terminar el camino a pie.

Debido a los calores pasados en el horno-bus, tenía sed y rebuscando en el bolso encontró un chupa-chups, inocentemente lo pelo, se lo metió en la boca, lo saboreo y sonrió.
Cuando de pronto, cayó en la cuenta de que se encontraba en plena calle de Serrano de Madrid, levantada entera por las obras y más de 5 obreros por cada 10 metros. Empezó a caminar mientras los obreros lascivos no paraban de decirle cosas y algunos más avispados se percataron de su chupa-chus y los comentarios fueron subiendo de tono.
Buscaba una vía de escape rápida pero las calles estaban cortadas. En esos momentos se preguntaba cual era el peor bochorno que había pasado, si el de dentro del autobús o el de fuera.

Andando todo lo que sus piernas daban de sí, por fin consiguió escabullirse por una calle que se encontraba en el lado derecho. Mientras caminaba terminándose su polémico chupa-chus y por fin respirando más tranquila, una mujer perdió el equilibrio y se cayó de espaldas delante de sus narices.
Corrió a socorrerla pues en esa remota calle no había nadie más, no podía con ella, finalmente colocándose detrás de ella y sujetándola por las axilas, logró levantarla, por suerte no había sido nada. La mujer agradecida se marchó.

Y la chica, divertida, pensó que había pasado de ser una Lolita coqueta que había escapado de la calle de los piropos, para acabar sin proponérselo ayudando a una anciana, todo podía ocurrir al mismo tiempo en la gran ciudad.

4 comentarios:

Anabel Botella dijo...

Hoy nos dejas un relato de los tuyos. Muy bueno ;)

Carolina dijo...

Hola, lobito!
Menuda historia, es cierto que puede suceder de todo en una gran ciudad como Madrid, Barcelona, Tarragona...
He tenido oportunidad de echar un vistazo a las fotos oficiales de la Gran Vía y me han impactado.
Conozco Madrid pero no con esa perspectiva.
Un beso a Madrid desde Torredembarra (la del faro del anuncio,jeje), Tarragona.

Merche Diolch dijo...

Muy buen relato Lolita :D

Sidel dijo...

Gracias chicas por pasaros!

Halcón, todavía no he tenido tiempo de echar un vistazo a las fotos, pero a veces en las tascas de Madrid tienen fotos antiguas y me encanta pararme a verlas, he visto algunas en las que iban en carruaje por la Gran vía, jaja es una pasada!

besos a todas