Siempre me gustó lo oscuro pero jamás renuncié a la luz del sol.
Estaba yo el otro día echando un vistazo a la colección de comics de la biblioteca de mi ciudad, cuando quedé impresionada con Favole, de Victoria Francés, es cierto que ya había oído hablar de ella, pero aún no me había encontrado cara a cara con un trabajo suyo, así que al chocar de frente en la biblioteca con sus maravillosos trabajos aunque fuera el número 2 y 3 y odio no poder empezar las cosas desde el número 1. No pude rechazarlos, su belleza me cautivó.
Cuando te introduces en ellos puedes sentir como te embarga cierta melancolía, y esa neblina que brota misteriosa en los cementerios al atardecer, te inunda y te sumerge en un estado de ensoñación, propio de cualquier alma errante que mora en los lugares repletos del más oscuro románticismo.
Como podéis ver soy luz, pero también amo la oscuridad.
