miércoles, 11 de marzo de 2009

11-M (Mi historia)

Recuerdo perfectamente ese día, yo por entonces trabajaba de becaria en la Biblioteca de la Facultad de Medicina, había huelga, no íbamos a abrir la biblioteca de cara al público pero íbamos a aprovechar para hacer búsquedas, inventario y otros tipos de trabajo.

Esa mañana cuando llegue al metro sur, decían algo por los altavoces, me quite los cascos y me fije en los carteles luminosos que decían, que en la estación de Atocha no funcionaban los trenes, yo pensaba madre mía! si ahí están todas las líneas! Bueno yo voy en el metro así que no me va a afectar.
A continuación los carteles anunciaron -no hay funcionamiento en toda la red de cercanías-… Yo pensaba tiene que haber sido una avería grandísima… En esto llegó mi metro, iba hasta arriba de gente y los cabreos empezaron a aflorar. Durante 6 paradas, las personas nos encajamos como auténticas piezas de tetris y por fin llegamos al metro de Madrid.

La Renfe seguía sin funcionar, llegue a Ciudad Universitaria y efectivamente la biblioteca estaba cerrada, apenas había estudiantes por el campus. Mis compañeros no me oían así que me dispuse a llamarles por teléfono. Tengo la costumbre de encender el móvil cuando llego al trabajo. Automáticamente me entró una llamada de mi madre histérica, gritando que iban más de 15 muertos que estaban locos y que yo dónde estaba!.
Yo no entendía nada, le dije ahora te llamo que voy a entrar. Llame a mis compañeros y me abrieron la puerta, había un silencio sepulcral, ¿te has enterado? No, no se me acaba de llamar mi madre…

Todavía no se sabe quién ha sido, dicen que puede ser ETA, dicen que puede ser un atentado terrorista… toda la mañana nos la pasamos escuchando la radio y viendo las noticias en internet, recuerdo estar en la hemeroteca a solas con mi jefa lamentando y con los ojos llorosos cada vez que aumentaba la cifra de muertos, hubo un momento que el miedo se apodero de nosotros, todos conocíamos a alguien que pasaba por Atocha, empezamos a llamar pero todas las líneas estaban colapsadas.
Horas más tardes conseguí contactar con muchas personas que por suerte no les había pasado nada, entre ellas mi primo, pues parte de mi familia vive en Santa Eugenia y cerca de la estación, mi primo ese día llegaba tarde, llegó unos minutos después de la explosión, menos mal!

Fue un palo bastante duro, recuerdo la manifestación, todos gritando NO ESTA LLOVIENDO, MADRID ESTA LLORANDO, lo cierto es que todavía me emociono, porque en ese tren íbamos todos, podría haberle pasado a cualquiera de nosotros y aún sigo sintiendo mucha rabia e impotencia.
Durante meses no pude olvidar lo ocurrido, en un periódico gratuito todas las semanas venía una reseña sobre las victimas individualmente, se componían de una foto, sus sueños, sus seres queridos, a que se dedicaban, sus mascotas… Recuerdo muchas de ellas pero en especial una pareja de búlgaros jóvenes que se iban a casar y su familia decidió enterrarlos juntos y vestidos con los trajes de boda… Se me hace un nudo en la garganta al recordar a esas 192 personas… vemos muertes en la tele constantemente pero nunca me había tocado tan de cerca.

En la actualidad soy yo la que paso todos los días por Atocha, nunca he entrado en el monumento a las víctimas porque sencillamente no puedo, hay demasiado dolor dentro mí y supongo que es más fácil evitar el dolor si no te enfrentas con él cara a cara. Prefiero verlo desde fuera y recordar a todas esas personas que perdieron su vida sin que les diera tiempo a pensar en nada más. Aún sigue la gente tirando flores al monumento y coronas y yo sigo recordando esta fecha cada año, grabada en el corazón por haber marcado mi vida al igual que la marco la guerra de Iraq; pero eso ya es otra historia.

Mis cariños y buenos pensamientos para todas esas personas que ya no están, para sus familiares y seres queridos y para los más de 1500 heridos porque ellos son unos valientes por luchar cada día por sobrevivir.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que nuestra memoria reservo un espacio para aquel día. Cuando el dolor se siente cerca, penetra en nosotros como una aguja. ¿sentiremos algún día la misma sensación por el dolor ajeno? Un besiko!!!

Sidel dijo...

Eso espero, sueño con no volverme insensible nunca al dolor ajeno, bienvenido, besicos!

Luna dijo...

Increible...la verdad que me sigue poniendo los pelos de punta oir hablar de ese día y hoy...más aún hoy.
la verdad que yo era bastante pequeñita pero me dejo bien tengo familia en madrid y nos angustiamos mucho al saber esa noticia...
un beso

SS dijo...

Yo soy de Málaga, pero tengo que ir mucho a Madrid y siempre que llego a Atocha en el Ave y me subo al Metro pienso en el infierno que tuvo que ser aquello. Desde aquí sólo puedo enviaros muchos ánimos a todos, en especial a los que sois de Madrid y lo vivisteis más de cerca, porque, como dice Sidel, en esos vagones íbamos todos.

Noa dijo...

Lo más doloroso de todo es pensar en aquellas inocentes víctimas que se vieron envueltas en una masacre sin ser culpables de nada, yo tengo familia que iba en ese tren de Atocha, gracias a dios fueron de los pocos supervivientes, tienes marcas en el cuerpo de la explosión y mi primo no oye a causa del impacto y del golpe en la cabeza.
Fuera el terrorismo, cualquier vida vale más que una idea o creencia política o religiosa.

P.D: Sidel tienes un premio en mi blog. =P

EscondidaEnOtroMundo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EscondidaEnOtroMundo dijo...

Y pensar que hay gente que ese día iba tarde o iba temprano, simplemente a deshora y por eso su familia aun queda entera, por un despiste, un cambio de itinerario, una pura casualidad, no le tocó. Hay gente que todavía se acostará por la noche, dandole gracias a Dios porque aquel 11 de marzo el despertador no sonara.